El dios de los gatos

Un gato llora junto a mi puerta. Lo llamamos Brad porque es rubio. Vive en la calle, al igual que Leo, Priya y Egipcia, entre otros más que a veces nos visitan.

Brad y Leo suelen pasar el día en el patio que da a la calle. La gente que pasa los mira a través de las rejas y piensa que son nuestros gatos.

Cuando llegamos en la noche, nos suelen recibir con sus maullidos ansiosos. Les prometemos la comida que les alcanzaremos después. Son unos puñados de galletitas para gato envueltas en hojas de plástico, que dejamos en la esquina de nuestra cuadra. Es a donde hemos llegado, porque siempre hay alguien a quien le molesta que uno trate de atenderlos cerca a la casa. Hay problemas con el olor de los excrementos que entierran en cualquier jardín, pero también cargan con estigmas y mitos que la gente se pasa de boca a boca sin comprobar su certeza. Y parece que todos los problemas del mundo son achacables a quien no tiene como defenderse.

En esa esquina les dejamos comida casi cada noche.

Sin embargo, sé que las cosas pueden cambiar. El año pasado era un grupo de gatos ligeramente diferente. Algunos desaparecieron. A otros los mataron. Otros vinieron en su lugar. Me conmueve lo problemática que debe ser la vida de un gato de la calle.

Brad llora esta noche junto a mi puerta, aunque hace unos minutos que les dejé la comida. Supongo que Leo o algún otro gato se la habrá quitado. Podría ir y traer más solamente para él. Me gustaría. Sin embrago, no lo hago. Pienso que eso podría acostumbrarle a rendirse ante Leo o quien sea que quiera quitarle algo. Sería más fácil correr y venir a pedirme más. Creo que al establecer este ambiente firme, el percibirá con más claridad sus opciones y se sentirá más motivado a tomar el control de su destino.

No lo se, solo especulo, pero le encuentro sentido.

Esto me lleva a recordar la pregunta de por qué Dios permite que la gente sufra. Yo creo que el dios de unos es el semejante de otros. Quizás somos como dioses para las hormigas o incluso para un gato. No soy omnisciente ni omnipotente, pero hago cosas que está más allá de su comprensión. Y buscan mi favor. Y puedo dárselos pero decido no hacerlo porque considero que será mejor para ellos.

¿Por qué permite Dios el sufrimiento? Quizás Dios sea diferente a como nos han enseñado a pensar. Quizás sabe que las cosas pueden cambiar y no estará siempre para hacernos las cosas más fáciles. Quizás cree que podemos resolver estos problemas y que eso nos ayudará a ser mejores.

Comentarios