Historia de un punto


Un punto se desliza sobre un plano
como siguiendo una línea.

No puede evitar ir hacia adelante.

Mirando hacia atrás,
hacia la estela de sus recuerdos,
se pregunta por qué no la ve adelante.

Mirando hacia adelante,
hacia las opciones del futuro,
le parece que puede decidir y elegir.

Aunque es más probable que siga unas,
y poco probable que esté en otras,
el plano contiene infinitas líneas.

Todas existen, así nunca las recorra.

Lo que pudo ser,
si eligió la izquierda en lugar de la derecha,
si eligió continuar en lugar de desviarse.

Cada opción ha sido elegida,
cada decisión ha sido tomada,
cada punto existe,
aunque cada uno solo recuerde
las que lo trajeron ahí.

Quizás algunas veces
el viento incomprensible
haga ondear el plano
y en un pliegue se toquen dos líneas.

Y el punto se sorprenda
mientras toca los recuerdos
de otra realidad.

Preguntándose si esos fantasmas,
si él mismo, reflejado,
son verdad o una ilusión.

Un día,
como una chispa que se apaga,
su estela no se verá,
aunque el viaje siga
pero con otro color.

En una misma línea
se pudiera unir ambas vidas.
Y, a veces, así le parece,
cuando voltea para recordar.

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